La evolución de la villa de Ribadeo no se puede explicar sin entender su íntima relación con su puerto. Es una unión tan estrecha que la villa nació y vivió en parte por este.
La existencia del núcleo de Ribadeo se remonta por lo menos al siglo IX, época en la que tenemos las primeras noticias de este puerto, al estar documentada la existencia de dos aldeas de pescadores en torno a los núcleos de Cabanela y Porcillán.
A partir de la Edad Media el puerto se desarrolla impulsado por la actividad comercial llegando a convertirse en uno de los más importantes de la costa cantábrica, especialmente durante los siglos XVIII y XIX hasta la aparición de la navegación a vapor y a la consiguiente decadencia de la navegación a vela dominante entre las navieras locales. Con todo, no existirá ningún tipo de muelle hasta el siglo XIX. En Porcillán encontramos una playa que llegaba hasta las inmediaciones de los terrenos de la Aduana y los barcos fondeaban en la Ría.
En el siglo XX el comercio marítimo en Ribadeo vive un resurgimiento gracias al proyecto desarrollado para explotar las minas de mineral de hierro de Vilaoudriz, en A Pontenova. Se construye (1903) entonces un ferrocarril para transportar el mineral hasta Ribadeo. Finalizaba el trayecto en el lugar llamado Porto Estreito, donde se instaló un embarcadero metálico para descargar el mineral en los barcos. El destino era principalmente el País Vasco e Inglaterra.